¡Dios te salve, María!
mujer azul, mujer mía,
a quien yo espiaría,
secretamente, desde l'sacristía.
Un monaguillo yo sería,
simple, tímido, sin alegría;
Mas, hombre en cacería,
era yo, a tus ojos, día a día.
Salve dios el profano día,
que en mi mundo aparecías,
vientre bendito en manos mías.
Salve dios la profana idía
de cubrirte de melodías,
besos, roces y fantasías.
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