6.7.11

La vida es un gran baile y el mundo es un salón

Durante el tango vespertino, valseaban (un-dos-tres) una multitud de ideas, sobrevolando mi cabeza, hasta que el heavy metal grito del jefe rompe con el dulce rockanroleo.
Baladas amorosas terminan el día, recibiendo pacíficas a este hombre, que entre vitrinas de pop y reggetón, ya puede descansar ante la nostálgica llegada del blues nocturno, sumergido en el soul silencioso de aquel agonizante naranjo cielo, que llegado el último compás, exclama:
¡ah, qué bella música!

Ausencia con Ritmo de Tren

te extraño no en la almohada sino en el aire que respiro en las esquinas que doblan las voces de la tarde ayer creí escucharte en el rumor d...