17.7.25

Aunque no me recuerdes

Te odio,

pero no como se odia al enemigo.

Te odio porque te quise demasiado

y porque todavía,

aunque duela,

te sigo queriendo un poco.


Te extraño,

y me dueles.

Cada suspiro es una trampa

que me lleva de vuelta a ti.


El corazón,

ese terco,

no aprende.

Late como si aún fueras parte de mí,

aunque hace tiempo

que me echaste del mapa

de tu vida.


Recordarte es inútil

y, sin embargo,

te pienso a diario.

Tus ojos,

cafés y tranquilos,

me duelen más que el olvido.


Estoy molesto contigo,

sí.

Porque no se vale doler tanto.

Porque hiciste que cada recuerdo

sea una espina.

Porque tu ausencia aprendió a quedarse

como si fuera una costumbre.


Y aun así,

mira qué ironía,

solo deseo que estés bien.

Que sonrías.

Que logres lo que soñaste

(aunque yo no esté en ninguno de esos sueños).


Y mientras tú tal vez

ni recuerdes mi nombre,

yo sigo aquí,

cargando con tu fantasma.


Me dueles en la garganta

cuando callo.

En el pecho,

cuando respiro.

En las manos,

que ya no tocan las tuyas.

En los ojos,

que buscan sin encontrar.


Me dueles en el ayer

que no vuelve

y en el hoy

que no sabe olvidarte.


Y si tú

ya no piensas en mí,

¿por qué,

dime,

por qué

tengo que ser yo

quien aún lo haga por los dos?

Compás Eterno

¿Qué hora es? Olvido. Somos distintos a cada segundo que vuelve a comenzar, tic tac. El tiempo se repliega y avanza, una marea que nunca ces...