5.4.25

Ausencia con Ritmo de Tren

te extraño

no en la almohada

sino en el aire que respiro

en las esquinas que doblan

las voces de la tarde


ayer creí escucharte

en el rumor del café

—pero no eras tú—

era el eco de mi costumbre

de buscarte en lo cotidiano


ahora camino al dojo

(ese templo sin dioses)

para domar con gestos lentos

este animal herido

y entre la luz del atardecer

sobre el tatami desgastado

juré verte aguardando

—pero no eras tú—

solo polvo jugando

con mi memoria


tú cruzaste el puente

sin dejar huellas

yo me quedé en esta orilla

con un puñado de tal vez

y este nudo en la garganta

que no es llanto

—no es por ti—


El niño que una vez fui

está gritando en vano, 

contra el viento del olvido


y no,

no te perdono todavía

no por soberbia

sino porque al doblar la esquina

de nuestra calle

todavía me sorprendo

esperando ver

tu silueta recortarse

contra la persiana baja

y tu mano

—esa mano que conocí tan bien—

abriendo lentamente

la puerta que ya nunca

se abrirá para mí.

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