¿Qué hora es? Olvido. Somos distintos a cada segundo que vuelve a comenzar, tic tac. El tiempo se repliega y avanza, una marea que nunca cesa, tic tac. Simios otra vez, cada minuto que reinicio el pensamiento, tic tac. Tu sombra regresa, reflejo conocido, tic tac. Las trincheras de tus manos, tic tac, otra vez moldean el pasado que insiste, tic tac. ¿Qué hora es? Las horas se alinean, tic tac, listas para ser contadas, olvidadas, repetidas, tic tac, en el memorial sin fin, tic tac. ¿Recordaré esta vez? Tic tac. Es hora, tic tac, tic… Ahora. Ora el olvido. Tac. ¿Qué hora es?...
-. MuTiS .-
"Del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio"
3.8.25
17.7.25
Aunque no me recuerdes
Te odio,
pero no como se odia al enemigo.
Te odio porque te quise demasiado
y porque todavía,
aunque duela,
te sigo queriendo un poco.
Te extraño,
y me dueles.
Cada suspiro es una trampa
que me lleva de vuelta a ti.
El corazón,
ese terco,
no aprende.
Late como si aún fueras parte de mí,
aunque hace tiempo
que me echaste del mapa
de tu vida.
Recordarte es inútil
y, sin embargo,
te pienso a diario.
Tus ojos,
cafés y tranquilos,
me duelen más que el olvido.
Estoy molesto contigo,
sí.
Porque no se vale doler tanto.
Porque hiciste que cada recuerdo
sea una espina.
Porque tu ausencia aprendió a quedarse
como si fuera una costumbre.
Y aun así,
mira qué ironía,
solo deseo que estés bien.
Que sonrías.
Que logres lo que soñaste
(aunque yo no esté en ninguno de esos sueños).
Y mientras tú tal vez
ni recuerdes mi nombre,
yo sigo aquí,
cargando con tu fantasma.
Me dueles en la garganta
cuando callo.
En el pecho,
cuando respiro.
En las manos,
que ya no tocan las tuyas.
En los ojos,
que buscan sin encontrar.
Me dueles en el ayer
que no vuelve
y en el hoy
que no sabe olvidarte.
Y si tú
ya no piensas en mí,
¿por qué,
dime,
por qué
tengo que ser yo
quien aún lo haga por los dos?
25.5.25
Las manos que no heredé
El niño aprendió a calcular el peligro por el sonido de los nudillos apretándose. Su padre no bebía, pero humillaba, gritaba, construía castillos de promesas rotas. Golpeaba sin medir palabras, como si la rabia pudiera tallar carácter en la carne.
Los años pasaron. El miedo primero se hizo costumbre, luego recuerdo, finalmente pasado liberado.
Una mañana, bajo el agua tibia de la ducha, el hombre que fue niño contempló sus manos: mismas venas, mismos huesos, pero incapaces de convertirse en puños contra inocentes. Las abrió ante la ventana, dejando que la luz filtrara entre sus dedos como algo nuevo.
Su reflejo sonreía con la tranquilidad de quien ha roto una cadena sin hacer ruido.
5.4.25
Ausencia con Ritmo de Tren
te extraño
no en la almohada
sino en el aire que respiro
en las esquinas que doblan
las voces de la tarde
ayer creí escucharte
en el rumor del café
—pero no eras tú—
era el eco de mi costumbre
de buscarte en lo cotidiano
ahora camino al dojo
(ese templo sin dioses)
para domar con gestos lentos
este animal herido
y entre la luz del atardecer
sobre el tatami desgastado
juré verte aguardando
—pero no eras tú—
solo polvo jugando
con mi memoria
tú cruzaste el puente
sin dejar huellas
yo me quedé en esta orilla
con un puñado de tal vez
y este nudo en la garganta
que no es llanto
—no es por ti—
El niño que una vez fui
está gritando en vano,
contra el viento del olvido
y no,
no te perdono todavía
no por soberbia
sino porque al doblar la esquina
de nuestra calle
todavía me sorprendo
esperando ver
tu silueta recortarse
contra la persiana baja
y tu mano
—esa mano que conocí tan bien—
abriendo lentamente
la puerta que ya nunca
se abrirá para mí.
5.1.25
Dos de hielo
Al llegar a casa, a veces, en la penumbra, con el alma hecha trizas, escucho un tango roto. Un suspiro aquí, otro allá, y en el aire se disuelven las rimas olvidadas de esos poemas que nunca llegaron a nacer.
"Claro, con dos de hielo, por favor..."
La noche cae sin prisa, entregándose sin resistencia a Morfeo, mientras un pensamiento desordenado, atrapado en el calor que no cesa, murmura: "Para este corazón, fuiste tú lo que alguna vez fuiste... pero ya no hay más."
¡Ay! Maldito tiempo, tan caprichoso, tan escurridizo. Cómo pasa, cómo pasa. Aquella que bebió mis besos, la que compartió mis noches, se fue, se desvaneció, y su imagen se disuelve en polvo de recuerdos que ya no pesan. Ya no es la misma que llenaba el aire de suspiros, ni la que se desvanece, lentamente, en el olvido.
"Las nostalgias se van... no queda nada." ¡Ay! Amor propio, sonríe.
Sello
En un apretón de manos, los viejos sellaban su palabra. No había nada más importante que la palabra dada. Era su alma, su honor, la razón por la que eran llamados Hombres.
Y yo les creía.
Era un pacto entre Hombres. Como decía el cura los domingos: "En el principio fue el Verbo, la Palabra, y con ella se creó todo. La Palabra es Dios, y todos surgimos de su dictado". El poder de la Palabra Dada era sinónimo de pensamiento cumplido, no de su máscara.
¿Qué ocurrió con el poder de la palabra, ahora desgastada, en nuestro tiempo?
No soy un romántico soñador. Sé que siempre han existido y existirán dudas y engaños, en todo lugar y época. Pero recuerdo ese pacto, cuando de pequeño los veía. En un apretón de manos, era un todo o nada, un espacio sagrado dentro del tiempo mundano, un momento que fue, que ya no existe, pero que merece ser tiempo en sí mismo.
¿Ser adulto es solo decepcionarse de los adultos que queríamos ser?
Vivo. Aún respiro, camino, siento, y a veces, aún me engaño. La vida es un flujo: se vuelve difícil al pensarla, monstruosa al nombrarla. En ella lucho, sobrevivo, sigo. Y así voy, entre destino, cambio y esperanza, esa última chispa que arde en lo más profundo de la caja, la que me mantiene en pie.
¿Algún día podré ser el adulto en el que otro pueda creer?
Pienso: dar amor y marchar. Y dejo de pensar. Felizmente avanzo.
Mi palabra, aunque gastada, es amor, y surcará los caminos de la vida, dejando, como dice Machado, "estelas en la mar". Que así sea.
Y así, con cada palabra que cruzo, intento devolverle algo a ese pacto perdido, algo que el tiempo desgasta pero no borra por completo. Porque, al final, en el eco de las palabras que compartimos, en el amor que damos y recibimos, sigue viva la promesa de lo que fuimos, de lo que aún podemos ser.
Y si un día la vida me arrastra lejos, que sea con la certeza de que, al menos en mi corazón, la palabra siga siendo mi alma, mi honor, ese recuerdo que, como los viejos, sellé con un apretón de manos, sin arrepentimientos, palabra dada que nunca muere a ojos inocentes.
Que así sea.
Si el huracán llevara tu nombre...
Si el huracán llevara tu nombre, nunca dejaría de estar volando por los aires, avanzando sin temor (o con él) hacia su centro, buscando tu templado ojo.
Si el huracán llevara tu nombre, soportaría mejor esta pena que me eleva, donde ni el mar, ni la tierra ni el cielo podrían ser una barrera capaz de detenerte.
Si el huracán llevara tu nombre, sin duda serías temida, amada y respetada, un mito para los hombres ingenuos, sonámbulos seguidores del rastro de tus tragedias.
Si el huracán llevara tu nombre, muchos lo repetirían en sus labios: unos con urgencia, otros con temor, asombro o resignación, ecos llevados lejos en cada soplo, cada ráfaga, cada hebra que trae tu vertiginoso encanto.
Si el huracán llevara tu nombre, sería implacable: no habría santuario de Dios donde pudiera refugiarme, ni deseos de evitar ser arrastrado, hasta agotarme.
21.12.24
Breve descripción de mi mismo
21.4.24
Han pasado años...
Han pasado años y echo profundamente de menos muchas de las cosas que solíamos hacer juntos: extraño esas tonterías que surgían después de un bienvenido "Hola amor", y aquellos diálogos absurdos que le seguían, que animaban el día a día, ahora apenas retenidos en mi memoria. Extraño a veces, esos "te quiero" y "te amo" que soltados al azar, entre momentos de silencio, llenaban todo, robaban todo, rebotando de pared en pared, resonando en los rincones de este pequeño departamento.
Hay tantas cosas que añoro, tanto que mi corazón se agita inquieto, llevándome a desahogarme escribiendo, plasmando en esta pantalla lo que bulle dentro de mí, lo que me hace exhalar suspiros que me dejan sin aliento, que aún oprimen el alma.
Aún la llevo conmigo. La amaba, la admiraba, anhelaba tenerla a mi lado cada día, pero la perdí, se fue.
Y claro, al final, todo terminó siendo unilateral, pues muchas mentiras salieron a la luz y se abatieron sobre mí. Tarde la conocí, quién era verdaderamente, pese al tiempo de estar bajo el mismo techo... o más bien siempre lo supe, pues siempre lo había dicho, lo había expresado, solo hacía oídos sordos, escuchaba lo que quería escuchar. Me desmoroné, me golpeó, me dolió profundamente. Lloré, y lloré profundamente.
Y lo comprendo, lo tengo muy claro: al final, solo me faltaba amar a quien realmente importaba: a mí mismo, a mi ser interior que solo busca amor y cuidado.
Preguntabas cuánto dura un duelo. Bueno, nunca acaba, se vive adentro, cada día se cuelga y descuelga en un espacio de mi corazón, hasta que llegue el día en que, de tanto hacerlo, no sepa dónde quedo.
Mientras, entre cada suspiro y cada aliento que escapa, recuerdo y suspiro, y suspiro profundamente.
19.3.17
Ratones blancos, sueños altos
Soñar con ratones blancos,
alados, terrenales, mágicos,
dejandome transportar
por corceles diminutos.
Para viajar tan alto,
sobre las olas nocturnas.
Piececillos veloces, brillantes,
nunca cortado el silencio,
emudececida la madera,
sólo viven en mis oídos.
Soñar que somos esos,
Soñar, los vimos volar hoy.
Ratas sigilosas de ciudad,
venidas del roñoso campo.
El manto de noche los cubre.
La humedad luz apaga credos.
Mentira esta en todas partes.
Somos ratas incautas.
22.11.14
Sonríe y seré tus ojos.
Tu danzabas, los cometas chocaban, las luces eran esferas girando a tu alrededor, los colores se ahogaban en tu sombra, los chicos movían sus cuerpos.
Sonríe y seré valiente.
Quizás ya no estemos para fiestas y los colores ya no se hundan en mi sombra. Mejor tomas mi mano, mientras tiembla, la ocultas de las ideas. Tu sonrisa calma los llantos de tus afligidos.
La casa posee música, luz, el amor mueve planetas. Tus piernas chocan la tristeza y los chicos mueven sus cuerpos.
Sonríe y sera eterno.
Tus dulces estrellas brillan, en un sitio de allá arriba. El cielo y la soledad me recuerdan y esa discoteca, las luces y los colores, eras mi antibalas a las decepciones, Tú me ahogabas en tu sombra.
Aunque los chicos ya lejos se han ido, escucho como movían sus pasos de baile ante la más bella. La diva cae de lo alto, y los chicos chocan sus cuerpos como cometas.
Compás Eterno
¿Qué hora es? Olvido. Somos distintos a cada segundo que vuelve a comenzar, tic tac. El tiempo se repliega y avanza, una marea que nunca ces...
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Escapé, huí del caos, y me interne en la soledad del parque, a pensar, a curiosear, a mendigar atención y solicitar un minuto de olvido. Di...
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"No me falles, no me falles nunca" se escucha en el aire. Me siento ahogado y cansado de tanta lágrima, de tanta pena, de tanta fa...