23.6.08

Hanwell



El dichoso escritor Gilbert k. Chesterton, escribió un buen día: <<aceptarlo todo es un ejercicio, y robustece; entenderlo todo es una coerción, y fatiga...>> . Dichoso escrito, triste realidad. La Historia nos ha dado a entender que no siempre el pasado fue mejor, más aún parece mostrar que siempre dio personas más libres de vivir y menos gastadas de pensar.
Es en este mundo pesadillesco de la información instantanea, el cual invade segundo a segundo tu ventana (ya no solo por la vista sino que además por la "ventana en pantalla"), en el que querer entender el porqué de todo se convierte en un fatal y grosso error, y donde la razón última de lo sucedido es lo que enferma y hace del hombre perdido en su funcionalidad un reflejo gris del existencialismo "profano" (el nacido de las propias personas cobardes, confusas y temerosas).
En este correr de ideas llamando "mundo", que tanto asco causan de vez en cuando a quién, faltandole Dios en su pequeño mundo, vaga temeroso de la muerte y porvenir, siguiendo ciego porque la cobardía y el temor por "el algo más allá" no le permite hacer "algo".
En este mundo, en donde la esperanza es un color, verdoso, y fantástico; solo permitido en las fantasía de los niños, en los sloganes de campañas de publicidad, de miles de fanáticos al fútbol, en los viejos y polvorosos libros guardados en tristes bibliotecas y en las películas (último escalón antes del olvido).
Es en este mundo, en el que las noticias son nuestra crónica roja de cada día; en este mundo, en el que la gente no cree en la gente pues la gente teme ser comida por el lobo que todos llevamos dentro; en este mundo en el que Dios solo es un ser visible en los templos y en los dichosos feriados largos, leva del ocio masivo; en este mundo, donde el anónimato es la única forma de ser escuchados justamente, sin correr peligro de perder tu vida en el acto; en este mundo que la misericordia al pobre es más bien un limosna al miedo, de acabar convertido en uno de ellos.
Es en este mundo en el que no me ha quedado más que "aceptar" sin poder "comprender", pues cualquier paso en falso, cualquier idea entendida cabalmente, podría sumergirme el estudio de tan extraño y ajeno mundo, teniendo grabar sobre mi frente la temible palabra "hanwell", como el hombre que tan tristemente inspira al dichoso autor, quien intenta entenderlo y verlo todo "... hasta que la cabeza [finalmente] le estalla".
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