De alero en alero, brinco. Veo la calle desde el cuarto piso. Respiro hondo y me detengo, sentándome a pensar.
"¡Salta! ¡Salta!"
¿Qué me lo impide? me suenan los oídos de tanta vocecilla. Me salta el corazón por la garganta, cobarde de tanta pena. Se me vuelan los sesos, lerdos de tanto mal sueño. ¿Qué me lo impide?
"¡Salta! ¡Salta!"
El Miedo, miedo a ella, de ella, la mal venida, la que con ojos despiertos espero al contener la respiración en la nocturna almohada. Ella, ella, ella, la pálida amada, mi última sombra.
De alero en alero, brinco. Veo la calle desde el cuarto piso. Respiro hondo y me detengo, sentándome a pensar.