De alero en alero, brinco. Veo la calle desde el cuarto piso. Respiro hondo y me detengo, sentándome a pensar.
"¡Salta! ¡Salta!"
¿Qué me lo impide? me suenan los oídos de tanta vocecilla. Me salta el corazón por la garganta, cobarde de tanta pena. Se me vuelan los sesos, lerdos de tanto mal sueño. ¿Qué me lo impide?
"¡Salta! ¡Salta!"
El Miedo, miedo a ella, de ella, la mal venida, la que con ojos despiertos espero al contener la respiración en la nocturna almohada. Ella, ella, ella, la pálida amada, mi última sombra.
De alero en alero, brinco. Veo la calle desde el cuarto piso. Respiro hondo y me detengo, sentándome a pensar.
1 comentario:
¡Salta! siempre con el mismo afán. Suena todo tan melodioso para un pensamiento algo inadecuado. Lleno de mentiras.
No te criticaré nada ya que tu dejaste toda tu mala onda de formalista ruso en mi blog diciendo practicamente que no produzco extrañamiento, maRdito.
Saludos Chelito :)
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