12.8.13

Me prostituyo a tu mirada esperando que cobres cada beso que no te di, cada abrazo que olvide, cada caricia que prometí, y tanto adiós que a la mierda se fue.

No hay comentarios:

Las manos que no heredé

 El niño aprendió a calcular el peligro por el sonido de los nudillos apretándose. Su padre no bebía, pero humillaba, gritaba, construía cas...