Si el huracán llevara tu nombre no dejaría de estar volando por los aires, caminando hacia su centro sin temor, buscando tus ojos.
Si el huracán llevara tu nombre soportaría esta pena que me eleva, pues ni en el mar, la tierra o en los cielos existiría una barrera capaz de detenerte.
Si el huracán llevará tu nombre serías amada y adorada, mito de hombres ingenuos que sonámbulos irían tras el rastro de tus tragedias.
Si el huracán llevará tu nombre, muchos lo portarían en sus labios, llevarían lejos cada soplo, ráfaga, hebra escapados a tu encanto.
Si el huracán llevara tu nombre sería implacable, no habría santuario de Dios donde pudiera huir, ni deseos de no ser arrastrado.
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